Es fácil tomar textos aislados de la Biblia y
juntarlos para hacer nuestro propio argumento y por lo tanto hablar de todo menos
de lo que la Biblia decía. En otras ocasiones, como la que analizaremos a
continuación, si nos encontramos con un texto y no analizamos cuáles son los
textos que cita entonces también haremos nuestro propio argumento sin respetar
a la Biblia.
1 Samuel
21 y 22
Al momento de acercarnos a la Biblia, podemos
verla como una serie de citas de las cuales podemos disponer para poder hacer
un argumento. ¿Cuántas veces no agarramos una concordancia Bíblica y buscamos
todas las palabras que tienen que ver con… y de ahí hacemos nuestro propio
argumento para un sermón o una clase. El problema con ver la Biblia de esta
manera es que… nunca llegaremos a entender el mensaje de la Biblia a menos de
que entendamos ¿qué quería decir el autor cuando lo escribió.
En esta ocasión toca hablar acerca de David en
el momento en que comió los panes consagrados, pero para poder entender su
importancia tenemos que regresar al Antiguo Testamento (Mateo 12:1-8) cuando
Jesús cita este mismo suceso para enseñarles a los fariseos que Dios busca que
tengamos misericordia y que no estemos concentrados todo el tiempo en el
sacrificio (Oseas 6:6). ¿Cómo podemos
ligar los pasajes de Mateo 12, Oseas 6:6 y 1 Samuel 21 respetando el argumento
que nos presentó Jesús?
Analicemos primero Mateo 12:1-8. Era Sábado,
la Biblia establecía que no se debía trabajar en Sábado y el pizcar espigas de
trigo en Sabado era el equivalente a trabajo. Los fariseos que no se cansaban
de buscarle pecado a Jesús, lo enfrentaron para cuestionarlo sobre dicho
“trabajo” que estaban haciendo en tan sagrado día. Jesús no se sienta el
corazón para discutir acerca de su interpretación de lo que estaban
haciendo, sino que les cita a David cuando comió de los panes de la
proposición, dejándolos en una situación incómoda porque si no podían explicar
por qué David y sus compañeros comieron con libertad el pan, entonces porqué no
podrían los discípulos pizcar espigas en el día de reposo. Por último Jesús les
explica citando a Oseas 6:6 “Misericordia quiero y no sacrificio”
David
come panes consagrados
David temía por su vida ya que Saúl le había
demostrado vez tras vez que quería matarlo. En el momento en el que Jonatan le
confirma que Saúl, su padre, quería matar a David, éste sale huyendo y llega
con el sacerdote Ahimelec que se sorprende al ver que David no estaba armado y
no traía una gran escolta con él. David engaña a Ahimelec reportándole que
venía en una misión secreta y pidiéndole alimento.
El único alimento que Ahimelec tenía era pan
consagrado el cual solamente le es lícito comer a los sacerdotes (Lev 24:9), pero al ver que los hombres que
venían con David no habían estado con mujer, accede a dárselo. Lo interesante de esto es que no trae ninguna
condenación a David ni a sus hombres.
La mentira de David trae muerte a muchas
personas ya que cuando David llegó con Ahimelec, también estaba ahí Doeg, un
edomita que servía a Saúl. En contraste con comer alimento consagrado, el
engaño de David hacia Ahimelec si trajo consecuencias mortales con la muerte de
Ahimelec y toda su casa (1 Samuel 22:16).
Oseas y
los sacrificios
El profeta Oseas, como la mayoría de los
profetas, no vivió un ministerio bonito. Su servicio a Dios significó una lucha
por la mujer con la que se casó. La mujer de Oseas era una prostituta que
disfrutaba de la vida de adulterio. Oseas se casa con ella por mandato de Dios
y pasa muchos tiempos difíciles tratándola de alejar de esa vida que ella tanto
disfrutaba.
Dios le dice a Oseas que así es su pueblo,
Israel, que encuentra demasiado tentador regresar a adorar a los ídolos de los
vecinos países, regresar a la vida de esclavitud de Egipto y dejar de vivir
rectamente ante Dios. De la misma manera que Oseas se la pasaba rescatando a su
amada de los burdeles, se la pasa rescatándonos a nosotros de nuestros pecados.
Esta es la condición humana.
Los judíos pensaban que podían hacer lo que
quisieran con tal de que hicieran sus sacrificios y holocaustos anuales, pero a
Dios no le era suficiente recibir los holocaustos si no tenía el corazón de su
pueblo. Tanto holocausto le llegó a ser desagradable.
Conclusión
Así como Dios sabía que los Judíos no eran
perfectos y quería su corazón y que fuéran misericordiosos unos con otros, así
no quiere que nosotros seamos nos la pasemos señalando los errores de la gente
que se encuentra alrededor nuestro. No somos mejores que las personas que no
asisten a la iglesia, lo único que nos diferencia de ellos es que nosotros
debemos ser misericordiosos y amar a Dios por sobre todas las cosas.
1.
Divide el grupo en dos de manera
que uno de los maestros explique la historia de Jesús y el otro la historia de
David. Al final junta a los dos grupos y pregúntales: ¿Qué tiene en común las
dos historias? Explícales cómo Misericordia quiero, no sacrificio une los dos
pasajes.
2.
Disfrazarse de:
a.
Punketo
b.
Darketo
c.
Guapa sangrona
d.
Chico carita
e.
Drogo
f.
Bully
g.
Sabelotodo
h.
Desesperante/necio
i.
Ladrón/narco/zeta
3.
Memorización 1 Corintios 13:1-3
Canción “La Mirada de Jesús” http://santiagobenavides.bandcamp.com/track/la-mirada-de-jesus
Completar la canción y reflexionar acerca de cómo los mira Jesús y que pasó
para que ellos llegaran a ser así.
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