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martes, 8 de enero de 2013

1 Samuel 21 y 22 Misericordia quiero, no sacrificio


Es fácil tomar textos aislados de la Biblia y juntarlos para hacer nuestro propio argumento y por lo tanto hablar de todo menos de lo que la Biblia decía. En otras ocasiones, como la que analizaremos a continuación, si nos encontramos con un texto y no analizamos cuáles son los textos que cita entonces también haremos nuestro propio argumento sin respetar a la Biblia.
1 Samuel 21 y 22
Al momento de acercarnos a la Biblia, podemos verla como una serie de citas de las cuales podemos disponer para poder hacer un argumento. ¿Cuántas veces no agarramos una concordancia Bíblica y buscamos todas las palabras que tienen que ver con… y de ahí hacemos nuestro propio argumento para un sermón o una clase. El problema con ver la Biblia de esta manera es que… nunca llegaremos a entender el mensaje de la Biblia a menos de que entendamos ¿qué quería decir el autor cuando lo escribió.
En esta ocasión toca hablar acerca de David en el momento en que comió los panes consagrados, pero para poder entender su importancia tenemos que regresar al Antiguo Testamento (Mateo 12:1-8) cuando Jesús cita este mismo suceso para enseñarles a los fariseos que Dios busca que tengamos misericordia y que no estemos concentrados todo el tiempo en el sacrificio (Oseas 6:6).  ¿Cómo podemos ligar los pasajes de Mateo 12, Oseas 6:6 y 1 Samuel 21 respetando el argumento que nos presentó Jesús?
Analicemos primero Mateo 12:1-8. Era Sábado, la Biblia establecía que no se debía trabajar en Sábado y el pizcar espigas de trigo en Sabado era el equivalente a trabajo. Los fariseos que no se cansaban de buscarle pecado a Jesús, lo enfrentaron para cuestionarlo sobre dicho “trabajo” que estaban haciendo en tan sagrado día. Jesús no se sienta el corazón para discutir acerca de su interpretación de lo que estaban haciendo,  sino que les  cita a David cuando comió de los panes de la proposición, dejándolos en una situación incómoda porque si no podían explicar por qué David y sus compañeros comieron con libertad el pan, entonces porqué no podrían los discípulos pizcar espigas en el día de reposo. Por último Jesús les explica citando a Oseas 6:6 “Misericordia quiero y no sacrificio”
David come panes consagrados
David temía por su vida ya que Saúl le había demostrado vez tras vez que quería matarlo. En el momento en el que Jonatan le confirma que Saúl, su padre, quería matar a David, éste sale huyendo y llega con el sacerdote Ahimelec que se sorprende al ver que David no estaba armado y no traía una gran escolta con él. David engaña a Ahimelec reportándole que venía en una misión secreta y pidiéndole alimento.
El único alimento que Ahimelec tenía era pan consagrado el cual solamente le es lícito comer a los sacerdotes  (Lev 24:9), pero al ver que los hombres que venían con David no habían estado con mujer, accede a dárselo.  Lo interesante de esto es que no trae ninguna condenación a David ni a sus hombres.
La mentira de David trae muerte a muchas personas ya que cuando David llegó con Ahimelec, también estaba ahí Doeg, un edomita que servía a Saúl. En contraste con comer alimento consagrado, el engaño de David hacia Ahimelec si trajo consecuencias mortales con la muerte de Ahimelec y toda su casa (1 Samuel 22:16).
Oseas y los sacrificios
El profeta Oseas, como la mayoría de los profetas, no vivió un ministerio bonito. Su servicio a Dios significó una lucha por la mujer con la que se casó. La mujer de Oseas era una prostituta que disfrutaba de la vida de adulterio. Oseas se casa con ella por mandato de Dios y pasa muchos tiempos difíciles tratándola de alejar de esa vida que ella tanto disfrutaba.
Dios le dice a Oseas que así es su pueblo, Israel, que encuentra demasiado tentador regresar a adorar a los ídolos de los vecinos países, regresar a la vida de esclavitud de Egipto y dejar de vivir rectamente ante Dios. De la misma manera que Oseas se la pasaba rescatando a su amada de los burdeles, se la pasa rescatándonos a nosotros de nuestros pecados. Esta es la condición humana.
Los judíos pensaban que podían hacer lo que quisieran con tal de que hicieran sus sacrificios y holocaustos anuales, pero a Dios no le era suficiente recibir los holocaustos si no tenía el corazón de su pueblo. Tanto holocausto le llegó a ser desagradable.
 Conclusión
Así como Dios sabía que los Judíos no eran perfectos y quería su corazón y que fuéran misericordiosos unos con otros, así no quiere que nosotros seamos nos la pasemos señalando los errores de la gente que se encuentra alrededor nuestro. No somos mejores que las personas que no asisten a la iglesia, lo único que nos diferencia de ellos es que nosotros debemos ser misericordiosos y amar a Dios por sobre todas las cosas.
1.     Divide el grupo en dos de manera que uno de los maestros explique la historia de Jesús y el otro la historia de David. Al final junta a los dos grupos y pregúntales: ¿Qué tiene en común las dos historias? Explícales cómo Misericordia quiero, no sacrificio une los dos pasajes.
2.     Disfrazarse de:
a.     Punketo
b.     Darketo
c.     Guapa sangrona
d.     Chico carita
e.     Drogo
f.      Bully
g.     Sabelotodo
h.     Desesperante/necio
i.      Ladrón/narco/zeta
3.     Memorización 1 Corintios 13:1-3
Canción “La Mirada de Jesús” http://santiagobenavides.bandcamp.com/track/la-mirada-de-jesus Completar la canción y reflexionar acerca de cómo los mira Jesús y que pasó para que ellos llegaran a ser así.

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